Podemos confundir el escuchar con simplemente oír, el primero significa prestar atención a lo que uno oye.

¿Cuántas veces al día nos topamos con personas a las que no prestamos atención?

Familia, amigos, seres queridos, para quienes al parecer no tenemos tiempo; pero si lo pensamos bien, ¿realmente no tenemos tiempo para escucharlos o es que simplemente dejamos que cosas “atrayentes” nos distraigan y roben esos momentos de conexión?

Irónicamente, las redes sociales se crearon con el fin de mantenernos conectados, pero consiguieron, al mismo tiempo, desconectarnos de las personas que se encuentran en nuestro entorno, perdimos la habilidad de escuchar a nuestros padres, hermanos familiares y amigos.

Si rastreamos los pasos de Jesús, podremos ver que tomó el tiempo necesario para escuchar a quienes se acercaban a Él, escuchó a la mujer samaritana (Juan 4), a Nicodemo el fariseo (Juan 3), al paralítico de Betesda (Juan 5) y la lista continúa; al darles una completa atención, demostró que eran importantes para Él.

“Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones.” Hebreos 10:24 (NTV).

Una forma de demostrar y compartir el amor de Cristo, es cuando hacemos que las personas que nos rodean se sientan valoradas, muchas veces ayudamos más escuchando; además, escucharlos nos da la oportunidad de compartir con ellos. Hoy te invito a seguir el ejemplo que Jesús nos dejó.

Por Cesia Serna

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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