Una pobre mujer, muy anciana, estaba plantando un manzano, cuando fue bruscamente interrumpida por alguien que le dijo:

     – ÂżPor quĂ© planta usted ĂĄrboles cuyo fruto no puede llegar a comer?

Levantando la cabeza, la anciana respondiĂł:

     – Alguien plantĂł ĂĄrboles antes de que yo naciera y yo comĂ­ de su fruto, y ahora planto para otros, para que la memoria de mi gratitud exista cuando yo me haya ido.

Los seres humanos somos por naturaleza impacientes y deseamos ver resultados en el instante. Si  empezamos un proyecto queremos disfrutar los logros lo mås pronto posible, si mandamos un correo queremos respuesta inmediata, si hacemos un favor queremos que no se nos  reconozca y agradezca en ese momento; todo es para el ahora, para el disfrute personal.

Muchos de los grandes problemas de la humanidad se han dado justamente por la impaciencia y porque pensamos egoístamente en el presente, olvidado que hay gente que viene detrås de nosotros. Y estos problemas van desde cosas muy personales como las decisiones que se hacen al calor de un momento pensando en que sólo afectarå a quien toma esa decisión, sin tener en cuenta a todas las personas que se verån afectadas como hijos, esposa (o),  padres, amigos, socios; hasta cosas mås globales como las grandes especies que se han sido extintas por el hombre y la tala de årboles desmedida  que ha contribuido al cambio climåtico que vivimos.

Todo lo que hagamos debemos hacerlo pensando en que hay generaciones que vienen detrås de nosotros y que nuestras decisiones presentes los  afectarån; que nosotros también vivimos los resultados del trabajo y decisiones de otros que nos antecedieron.

Y no se trata de hacer grandes  cosas para afectar de manera positiva o negativa el futuro de alguien,  sino de las decisiones pequeñas que hacemos cada día, del testimonio que damos, de cómo nos comportamos delante de los demås. Las pequeñas cosas que hacemos día a día son las que construyen o destruyen vidas, relaciones, familias, etc.

“Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuĂ©strenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabidurĂ­a” Santiago 3:13  (NTV)

Vive sabiamente, de manera que cada una de tus decisiones pueda afectar positivamente a quienes te rodean y a quienes quizĂĄs aĂșn no conoces. Que tu diario vivir refleje los frutos del EspĂ­ritu, que puedas ser un referente para muchos y un instrumento en las manos de Dios.

Haz las cosas sin esperar recompensa o reconocimiento de los demås, sino en agradecimiento por las bendiciones recibidas de Dios y por su obra en tu vida. Sé agradecido también con aquellos que te antecedieron y dejaron de lado el egoísmo para tomar buenas decisiones.

ÂĄNo pienses sĂłlo en el presente, vive con una visiĂłn mĂĄs amplia!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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