Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. ; Colosenses 2:6-7 (RVR 1960)
Si alguna vez quitaste una planta del suelo, debiste notar cómo las raíces están aferradas a la tierra. Ellas se aferran tanto porque, la planta, recibe nutrientes del suelo para su crecimiento y fruto.
En su carta a los Colosense, Pablo animaba a los creyentes a arraigarse de la misma forma que lo hace una planta, porque de esa manera, los creyentes, llevarían frutos.
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17 (RVR 1960)
La Palabra de Dios es el alimento para la fe, sin ella presente en nuestra vida no podremos mantenernos afirmados en Él.
Cuando una planta es bien cuidada, sin duda tendrá buenos frutos. De la misma manera, Dios nos ha dado las herramientas para nutrirnos, para que la fe lleve buenos frutos. Hagamos nuestra parte en cultivar nuestra vida espiritual, y lo demás dejemos que Dios lo haga.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5 (RVR 1960)
Señor, quiero llevar los frutos que tú esperas, ayúdame a cuidar mi vida espiritual y a aferrarme a tu Presencia y a tu Palabra.
Gracias Padre por animarme a no separarme de ti, en el nombre de Jesús, amén.
Si recibiste a Jesús como Salvador, ¿cómo te mantienes aferrado a Él?
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