Categories: Devocionales

El único que me podía juzgar, me defendió

Todos tenemos debilidades y estamos propensos a cometer errores, pero a veces la gente que nos rodea prefiere juzgar en lugar de perdonar.

En esta oportunidad quisiera compartir la historia conmovedora de una mujer que fue encontrada infraganti en su pecado.

le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?

Juan 8:4-5 (RVR 1960)

En esta escena podemos observar a una mujer que era acusada de haber cometido una transgresión; si bien las intenciones de aquellos religiosos era poner una trampa a Jesús, no se podía negar su pecado, puesto que la Biblia relata que fue encontrada en el mismo acto del adulterio, por lo que todos los que estaban presentes la juzgaban sobre los hechos.

El corazón del hombre está dispuesto a juzgar

La mayoría de las personas estaba lista para juzgar y condenar a la mujer, Jesús no podía encontrar algo de misericordia en sus corazones, solo veía gente que estaba pronta para desecharla. Es por eso que pronuncia estas palabras tan poderosas: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra” ¡Cuánta sabiduría viene del Señor!

El Señor nos enseña que antes de juzgar nos aseguremos de estar libres de pecado. Por tanto, debemos ser cuidadosos, a nosotros no nos corresponde señalar o criticar a los demás; reflexionar sobre nuestros propios errores nos ayudará a ser humildes y misericordiosos cuando tratemos con los que nos rodean.

El corazón de Jesús tiene misericordia

Los presentes esperaban que Jesús fuera el primero en lanzar la piedra, pero no fue así. Ninguno era digno de juzgar a la mujer y siendo él el único, no lo hizo, sino que demostró un acto de amor y misericordia frente a alguien que había cometido un error; en lugar de emitir condena, le brindó consuelo.

Muchas veces nos equivocamos al juzgar y hablar de los errores de los demás, sin darnos cuenta que ante los ojos de nuestro Señor Jesucristo estamos obrando mal. Esa mujer podía haber sido apedreada si no hubiera estado Jesús, ¿cuántas vidas podemos destruir cuando no actuamos con misericordia?

Juzgar no sólo significa señalar los errores de alguien, sino también, hablar mal de otros a sus espaldas; condenar o emitir juicio que no nos corresponde. Cuando actuamos de este modo ignoramos completamente las palabras que Jesús dijo; “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

Para finalizar, me gustaría enfatizar esta frase: “El único que podía juzgarme me defendió”, tengamos el corazón de Jesús.


El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Shirley Chambi

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