“Así eran algunas mujeres en el pasado: confiaban en Dios y obedecían a sus esposos”. 1 Pedro 3:5 (TLA)

Cuando Dios pide a la mujer que se sujete a su marido no significa que ella sea anulada, por el contrario, está obedeciendo a lo que Él dispuso y esto trae bendición y protección para su matrimonio, porque también el esposo debe amar a su esposa. Si se te hace difícil sujetarte, el Espíritu de Dios te ayudará cada día a hacerlo. ¿Qué esperas para poner tu esperanza en las promesas de Dios?

Por Danitza Luna

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario