“Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.” Hebreos 12:15 (NTV)

¿Cuántos, en más de una ocasión, hemos intentado terminar con la mala hierba que estropeaba nuestro hermoso jardín? Seguro que muchos y aunque creemos haber acabado con ella vuelve a brotar y pareciera que el trabajo realizado hubiera sido en vano. Por esto creo que no es casualidad que Dios use esta ilustración para describir la amargura como mala hierba, responsable de muchos trastornos que no sólo nos envenenan a nosotros sino también a los que están alrededor nuestro. Por ello, si aún te cuesta olvidar los incidentes que te hirieron en el pasado e incluso cada vez que te tropiezas con esa persona que te lastimó traes a la memoria los hechos como si fueran ayer, entonces necesitas ayuda; no trates de solucionarlo solo o como si nada hubiera pasado, porque el terreno en el que te encuentras es tan peligroso que  la hierba mala de la amargura querrá dañar el jardín de tu corazón y la única manera de eliminarla por completo es sacarla desde la raíz, de lo contrario seguirá creciendo en tu interior y tendrás una cosecha dolorosa. Permítele a Dios quitar toda maleza de tu corazón para que en ti crezca el fruto de su Espíritu.

Por Ruth Mamani

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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