“He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.” Jeremías 33:6 (RVR1960).

Estar enfermo no es una experiencia agradable, sentirse débil o adolorido nos lleva a desanimarnos, perder las esperanza e incluso la fe, si la enfermedad es persistente.

Sin embargo, ante este panorama tan desalentador, todavía queda una esperanza, refugiarnos en Dios y en Sus promesas nos ayudará a ver nuestra situación a través de los ojos de la fe.

Si bien en algunos casos la respuesta de Dios llega rápidamente, en otros, hay un tiempo de espera, un proceso hasta que llegue la sanidad. La misma puede llegar por intervención directa de Dios, o bien de manera indirecta a través de profesionales de la salud. De cualquier manera es Dios quien debe ser glorificado.

A veces, la respuesta del Señor parece tardar, no vemos el cambio y hasta podemos desanimarnos, pero durante este tiempo debemos recordar que en todo el proceso, Dios está con nosotros. Él prometió que nunca nos dejaría, por lo tanto no lo hará. Si la respuesta tarda, no te desanimes, la mano del Señor no se ha acortado para bendecirte.

“Así que el Señor esperará a que ustedes acudan a él para mostrarles su amor y su compasión. Pues el Señor es un Dios fiel. Benditos son los que esperan su ayuda.” Isaías 30:18 (NTV).

Cada situación que vivimos tiene un propósito, que solo conoceremos si permanecemos fieles a Dios.

Por Cesia Serna.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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