Cuando le fallamos a Dios no solo sentimos vergüenza, sino que además tratamos de huir de su presencia, a pesar que la conciencia persiste en traernos remordimientos por lo que hicimos y creemos que Dios es un Padre castigador, cuando en realidad uno de sus principales atributos es su amor y misericordia. Si sientes que le fallaste a Dios quiero recordarte esta promesa: “pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra” 2 Crónicas 7: 14 (NTV). Esta noche te invito a presentarte delante de Dios para reconocer tus faltas y te aseguro que El té perdonará y restaurará tu vida. Por Judith Quisbert

 
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario