“¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Salmos 43.5 (RVR1995)
Hay momentos en que nos sentimos abatidos, sin fuerzas y con ganas de “tirar la toalla” y hasta pensamos que no vale la pena seguir luchando. Si te sientes frustrado, abatido o agotado en tus fuerzas, en esta misma noche presenta tus preocupaciones a Dios y deja que El en su poder y sabiduría sea tu guía. Recuerda que Él tiene control de todo y nada escapa de sus manos. Por Danitza Luna
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.