Las estaciones del año pasan, y parece que cada primavera y/o 14 de febrero esperamos algo suceda, un nuevo brindis de año nuevo sin alguien al lado, a esta altura no queremos ir a visitar a ningĂșn pariente, nuestras expectativas son cada vez mĂĄs diminutas.
La vida es eso que pasa mientras esperamos, el tiempo es un recurso no renovable y lo que hagamos con el determinarĂĄ quienes somos en realidad. No hay nada tan terrible como mirar al pasado y pensar en todas las cosas que se âpodrĂan haber realizadoâ si nos hubiĂ©semos dado cuenta lo valiosa que es cada etapa de nuestra vida.
La solterĂa es un proceso donde lo mejor y lo peor de nosotros se revela para podamos ser las personas que Dios diseño que fuĂ©semos cuando nos creĂł, la etapa ideal para que descubramos cual es nuestro propĂłsito y llevarlo a cabo para que la vida tenga un real sentido. Lo demĂĄs, viene como consecuencia.
Nuestro entorno social, sobre todo si estas llegando o pasaste los 30 años, suele poner una presión en cuanto a estado civil se refiere cuando notan que las prioridades cambiaron, ya no somos como ellos, y aunque seguramente en nuestro proyecto de vida hay una familia tenemos que resolver algunas cosas antes; no por ser perfectos sino mås bien responsables.
Muchos de nosotros estamos en âmodo pasivoâ mientras esperamos, estamos tan preocupados por lo que no pasa que por lo que estamos dejando pasar: el tiempo. Y cuando creemos que âesa personaâ llegĂł, todo nuestro mundo empieza y termina ahĂ, ya no tenemos vida, si no sabĂamos lo que querĂamos en ese momento lo Ășnico que nos interesa es lo que pasa por y para El/Ella, lo poco que tenĂamos de identidad se pierde en alguien que es tan imperfecto/a como nosotros y en el final del camino, cuando todo termina, nos damos cuenta que quisimos estar con alguien cuando todavĂa no sabemos quiĂ©nes somos y esa situaciĂłn solo empeorĂł las cosas.
La bendita espera llega cuando pasamos a âmodo activoâ porque la vida no gira en torno a lo que el resto dice que âse tiene que hacerâ sino conforme al plan de Dios para nosotros, el carĂĄcter se pule en el proceso y en cuanto mĂĄs enfocados en ello estamos, menos tiempo para perder encontramos
Esperar no es una tortura cuando ocupamos el tiempo en cosas que realmente valen, sino mĂĄs bien una aventura. Dejamos de sentir âel pesoâ de estar solteros cuando entendemos que es un proceso y no un castigo.
Cada etapa de nuestra historia tiene un inicio y un fin, la solterĂa tambiĂ©n. Procuremos estar listos para pasar a la prĂłxima fase, porque lo que se resuelve estando solos⊠en matrimonio se multiplica. Hagamos una bendita espera.