âPero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; asĂ que volviĂł a hacer otra vasija, hasta que le pareciĂł que le habĂa quedado bienâ. JeremĂas 18:4 (NVI)
Si el barro hablara, elegirĂa lo que quisiera ser y preferirĂa el mĂ©todo menos doloroso para que lo formen, tambiĂ©n escogerĂa porque procesos no le gustarĂa pasar sin estar consiente que es necesario ser un barro limpio para que su estructura formada sea fuerte. Todo creyente es un puñado de barro en las manos de Dios, en silencio y confiando debemos dejar que nos moldee como Ăl quiere; no pretendamos saltar aquello que sabemos que duele pasar ya que es necesario para ser mĂĄs fuertes. Tu valor depende del trabajo que Dios realice en ti.
Por Miguel Ăngel Veizaga
Â
El siguiente crĂ©dito, por obligaciĂłn, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artĂculo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.