Un pastor visitaba un manicomio con su director. Al terminar le preguntĂł cuĂĄntos pacientes habĂ­a en el lugar.

  –  Entre siete y ochocientos- respondiĂł el director.

  –  ¿Tantos? Seguro necesitan muchos cuidadores para controlar a tanta gente maniaca.

  –  No muchos – Dijo el director.

  –  Pero supongamos- insistiĂł el ministro- que  todos estos hombres se unieran en contra de ustedes, ÂżQuĂ© harĂ­an?

  –  Esto es lo que menos nos preocupa – respondiĂł el director – Los locos nunca se unen.

Una de las mayores debilidades dentro de las iglesias, las familias, las empresas y cualquier lugar donde exista un grupo humano es la falta de unidad entre sus miembros y, por lo tanto, es una locura pretender tener éxito cuando reina la desunión.

Como humanos, siempre tendemos a buscar nuestro beneficio personal, sobresalir entre la multitud, ser reconocidos, aprovechar las ventajas para nosotros mismos, olvidando que el crecimiento del grupo es también un beneficio personal; y si hablamos de las iglesias, nuestro trabajo y vida no responden a objetivos estrictamente personales o humanos, sino a metas eternas.

“¿No somos hijos del mismo Padre? ÂżNo fuimos creados por el mismo Dios? Entonces, Âżpor quĂ© nos traicionamos unos a otros, violando el pacto de nuestros antepasados?” MalaquĂ­as 2:10 (NTV)

Satanås sabe que causando divisiones y contiendas entre los hijos de Dios y en las familias, no necesita hacer nada mås porque  inmoviliza y resta fuerza a todo el grupo.

JesĂșs, en el evangelio de Marcos, en el capĂ­tulo 3, versĂ­culos 24 y 25, dijo: “Si un reino estĂĄ dividido contra sĂ­ mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa estĂĄ dividida contra sĂ­ misma, tal casa no puede permanecer”. (RVR1960)

Si tienes algo contra alguien ve y dĂ­selo, habla con esa persona, ponte a cuentas, perdona, no permitas que el diablo tome ventaja de una situaciĂłn que realmente no tiene ningĂșn valor y que puede arrebatarte lo verdaderamente importante. Si alguien llega a ti con chismes detenlo, no le des lugar, habla con esa persona para que recapacite. Es nuestra responsabilidad cuidarnos y corregirnos mutuamente para que no demos lugar a divisiones.

No permitas que tu familia, iglesia, grupo de amigos o tu misma empresa fracase por divisiones internas que pueden evitarse, ayuda a fortalecer los lazos internos para que nada pueda derribarlos.

Mientras permanezcamos unidos, reconociendo el valor de cada miembro del grupo y buscando fortalecerlo, no habrĂĄ nada que pueda destruirnos porque siempre encontraremos la forma de levantarnos y seguir.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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