El pueblo de Israel habĂ­a sido liberado del cautiverio y se encontraba en la tierra prometida.  Seguramente todos estaban felices, disfrutando de la libertad y con muchos ĂĄnimos de seguir adelante. Pero lastimosamente, dĂ­as despuĂ©s se olvidaron de Dios y no le dieron importancia. Aun los lĂ­deres quienes dirigĂ­an al pueblo dejaron al Señor de lado, pensaban equivocadamente que aĂșn no habĂ­a llegado el tiempo para construir su templo.

Es entonces que el Señor habla al profeta Hageo y le pide que comunique su mensaje a los lĂ­deres y al pueblo. En ese momento se habĂ­an dedicado a construir muros, a edificar sus casas y obtener cosas materiales, dejando de lado a Dios y su comuniĂłn con Él. Como consecuencia las cosas no les salĂ­an nada bien.

Se esforzaban mucho y no tenían lo que querían, trabajaban duro y el dinero no les abastecía.  Sembraban para tener alimento, pero era poco lo que cosechaban.

Entonces el profeta Hageo anuncia el mensaje de Dios: “¿Por quĂ© viven ustedes en casas lujosas mientras mi casa permanece en ruinas?. Esto es lo que dice el Señor de los EjĂ©rcitos Celestiales: ÂĄMiren lo que les estĂĄ pasando! Han sembrado mucho pero cosechado poco; comen pero no quedan satisfechos; beben pero aĂșn tienen sed; se abrigan pero todavĂ­a tienen frĂ­o. Sus salarios desaparecen, ÂĄcomo si los echaran en bolsillos llenos de agujeros!” Hageo 1:4-6 (NTV)

Esto puede sucedernos a nosotros también si dejamos de lado a Dios y no le damos el primer lugar en nuestras vidas. Vivir separados del Señor y no buscarlo trae consecuencias, las mismas que se reflejan en nuestra vida, familia, trabajo y economía.

Posiblemente esta parte de la historia del pueblo de Israel te es familiar, te esfuerzas mucho y no ves resultados. Te animo a evaluar tu relación personal con Dios y analizar si Él ocupa el primer lugar en tu vida.

Necesitamos ser personas comprometidas en buscar la presencia de Dios, en edificar su templo y adorarlo como se merece. SĂłlo asĂ­ tendremos victoria en nuestra vida personal, familiar y sobre nuestras necesidades.

Que nuestra prioridad a partir de hoy sea Dios, porque si es asĂ­, nada nos faltarĂĄ. AsĂ­ lo declara JesĂșs: “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demĂĄs y lleven una vida justa, y Ă©l les darĂĄ todo lo que necesiten.” Mateo 6:33 (NTV)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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