CVCLAVOZ – La muerte brutal de la joven actriz y ex miss Venezuela Mónica Spear el pasado lunes 6 de enero nos tiene a todos conmocionados y en shock, sin embargo esta no es la primera vez que un hecho de este tipo sucede, hay que recordar que varios artistas Venezolanos han perdido su vida en manos del hampa y desgraciadamente este es el día a día de todos los Venezolanos sean artistas, sean famosos o no.
El hampa en Venezuela no tiene piedad ni preferencia y eso lo corrobora el hecho de que Mónica Spear, el padre de su hija y su hija andaban en perfil bajo, no andaban en un carro costoso ni último modelo, el único error fue que su carro cayó en una trampa que colocan los ladrones de autopistas en Venezuela donde posicionan o lanzan objetos a los carros en movimiento para que al detenerse sus tripulantes sean robados, heridos y si ponen resistencia las victimas pueden perder también la vida.
Estos casos me llenan de rabia, indignación y tristeza, aún cuando no es nada nuevo. En Venezuela, la inseguridad ha sido parte de la vida cotidiana de cada ciudadano. Indicaciones como, no salir con prendas de oro o que se vean costosas, guardar el celular en la cartera en silencio y no sacarlo en el autobús, ponerle la alarma al carro y el tranca palanca, pasar doble llave a la puerta de la casa y muchas otras medidas de seguridad siempre se han tenido que tomar, hasta el punto de que lo veo como parte de la cultura en Venezolana.
Aún con todas estas medidas de seguridad en practica, desgraciadamente, mis padres y mi hogar en Venezuela han pasado por las manos del hampa común, recuerdo que una noche asaltaron a mi papá, en otra oportunidad hurtaron mi casa, y el año pasado asaltaron a mi mamá a punta de pistola en la entrada de su casa. El desespero y la impotencia que se produjeron en mi porque mis padres fueron victimas de ladrones y estuvieron tan cerca de ser heridos y hasta matados ¡me enfermó!
Las cifras de muertos y victimas de robos y homicidios en Venezuela son espeluznantes, como también el bajo indice de impunidad, así lo aseguran los expertos como Roberto Briceño León que trabaja para el Observatorio Venezolano de Violencia, en una entrevista en CNN En Español dijo: “hay 79 muertes por cada 100.000 habitantes en el país” y “en el 91 o 92% de los homicidios ni siquiera hay una persona detenida, eso hace que los delincuentes sientan que no hay ninguna posibilidad de ser capturados y simplemente cada vez hay más jóvenes que, estando en el borderline(límite), sienten que pueden dar paso hacia el delito porque no les va a suceder nada”
Las palabras de Briceño León me dejaron muy preocupada y me hicieron quejarme de las pésimas gestiones de las autoridades y de la casi inexistente policía, pero también me hicieron pensar un poco más allá de la política y de la economía y preguntarme, ¿dónde está la madre o el padre de este ser humano capaz de llevar a cabo semejante acción? ¿Sera posible que si hubiesen hecho algo diferente en la crianza de sus hijos o hubiesen intervenido a tiempo, la tragedia de Mónica Spear y muchas otras se pudieran evitar?
Siento que en el fondo, la raíz del problema es más complicada de lo que parece e involucra muchos sectores de la sociedad. Muchos jóvenes Venezolanos están optando conscientemente en volverse criminales ya que saben que no serán capturados ni castigados. Están decidiendo llevar una vida de adrenalina extrema y violencia para poder subsistir en un país donde abundan la inflación y el desempleo, donde escasean alimentos y productos de primera necesidad. No están pensando en el trauma, dolor y sufrimiento al que someten a sus victimas, están actuando como si no tuvieran corazón, como si no tuviesen ni madre ni padre, como si ignoraran que hay un Dios que todo lo ve y aun así esta dispuesto a perdonarlos si se arrepienten a tiempo.
Esta preferencia al vandalismo y al crimen ha aumentado en los últimos años. Desde que el socialismo se instauró en Venezuela, observé como el país se fue dividiendo más y más, las diferencias entre clases sociales se hicieron más fuertes, y el odio y la violencia hacia miembros de bandos diferentes aumentó desmedidamente.
Culpo al oficialismo por ser tan agresivos e instar violencia y desorden en cada evento o mensaje transmitido. Y culpo a la oposición por quedarse dormida, de brazos cruzados, en la comodidad de sus hogares, fiestas, viajes y lujos y no ponerse serios para ponerle un freno al gobierno y exigir seguridad como mínimo.
Yo recuerdo haber crecido y estudiado en una sociedad democrática, donde existían diferencias entre partidos políticos pero nada que se fuera a los golpes, una sociedad llena de todo tipo de libertades, en donde nos enseñaron valores, respeto y tolerancia. Una sociedad en que no habían secuestros express, no te asaltaban en la autopista, no te mataban por un carro! En que momento nos dejamos corromper y dividir ferozmente por ideales personales de “lideres” con sed de mando y poder, con el único propósito de degradar y debilitar a la sociedad Venezolana en todos los aspectos para generar una especie de guerra civil y así obtener sus objetivos.
Hace unos días vi a mi papa callado, sentado y viendo hacia el infinito desde nuestro balcón y le pregunté, ¿papá en que piensas? Y con voz quebrantada y con la mirada triste me responde “en como nuestro país se convirtió en un campo de batalla, donde te roban lo poco que tienes, te invaden tu casa y te quitan la vida sin pensarlo”
No quiero pensar que este es el futuro definitivo para Venezuela, es inaceptable que nos conformemos con este presente sangriento y violento, necesitamos despertar y reaccionar, continuar firmemente en la lucha pacifica por la paz y la justicia. Todos los días le pido a Dios que arregle todo en Venezuela, que en un futuro cercano pueda volver a mi país y a mi ciudad tranquilamente y poder disfrutar del calor y de lo lindo que se siente estar en el lugar que te vio nacer y al cual perteneces.