¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? pregunta un antiguo profeta a Dios. A causa de la violencia y la injusticia circundante estaba “sacado”, como se diría en Argentina. Pero la pregunta es rica en material para la reflexión.
En su enojo a causa de lo que observa a su alrededor se molesta con Dios. Lo increpa porque lo “hace ver” toda esa maldad.
Las frase activa en esta pregunta es me haces ver. Cuando uno ve tanta destrucción social diseminada siempre está tentado a preguntarle a Dios por qué no interviene. O por qué hace algo que no entendemos.
Pero preguntémonos: Dios ¿está “haciendo ver” algo al profeta? O puesto de otro modo, ¿es la voluntad de Dios que todo eso suceda? Afirmo solemnemente que no. Pero la pregunta surge a causa de ver tanta violencia e injusticia impune.
El criminal camina libre por la calle mientras que la gente justa debe encerrarse tras rejas y alarmas. El juez juzga según el momento político y las próximas elecciones. El policía extorsiona a un ciudadano o le roba. El funcionario mete la mano en la caja.
El texto muestra que Dios, en lugar de explicarse, le dice algo como: Haz algo tú. Deja de quejarte y abre la boca. O escribe, en este caso.
John Stott, un presbítero anglicano y pensador cristiano escribió en 1984 el extraordinario libro “La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos”. El título en inglés es mucho más potente: “Participación: Siendo un cristiano responsable en una sociedad no cristiana”. Cosas de los traductores: tal vez no les parecía muy espiritual. O era poco comercial.
Pocas veces he visto un estudio más lúcido y acertado en el análisis de la sociedad actual desde una perspectiva cristiana.
Me he quejado innumerables veces ante el Señor por la condición de nuestros países. Pero más me he quejado por la irritante ausencia de los cristianos, ocupados en cómo ser felices aquí en la tierra y más tarde eternamente en los cielos.
Alguna vez también se me dijo: “Escribe”. Y lo sigo haciendo, muchas veces a pensar mío. Pero me inclino con respeto ante el pastor Stott y les digo: háganse un favor, dejen ya de lado ese librito de autoayuda espiritual que están leyendo y compren “La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos”.
Nunca un libro les habrá estremecido tanto la vida…
Espero que así sea.