“Todo era plan de Dios”, me dijo con lágrimas en los ojos. Me había referido la trágica muerte de su hijo adolescente en un accidente de auto. Luego se extendió en su intento de relacionar esa dramática instancia con otros momentos de su vida personal y el papel que Dios había jugado en todo aquello.
Este sí es un territorio difícil. En mi país existe la expresión “Meterse en las patas de los caballos” y se usa para caracterizar el hacer o decir cosas que van a traer problemas. Y eso es lo que estoy a punto de hacer.
Muchos cristianos tienen era rara fijación de que todo – absolutamente todo – lo que sucede forma parte de un proyecto predeterminado que Dios controla desde un centro operacional en una galaxia inaccesible. Parece una noción muy espiritual y noble: no estamos a la deriva ni sujetos al arbitrio ciego de nada. Todo está controlado hasta su más mínima expresión. Algunos suponen que incluso está decidido cuántas gotas de lluvia van a caer a este lado del cerro y cuántas al otro lado. Trazada hasta sus consecuencias lógicas esta noción nos lleva a la conclusión que no tomamos ninguna decisión libre: todo está en el libreto.
No sé a cuántos de ustedes les es familiar el tema que discutían desde antiguo los caballeros de la Palabra respecto del libre albedrío. Hay quienes afirman que todo está predestinado: se está llevando a cabo un libreto universal escrito en algún punto de la eternidad pasada. Al otro extremo están quienes afirman que las personas tienen control absoluto de su voluntad, que no hay nada escrito.
Siempre me sorprende cómo la gente y los estudiosos afirmen con tanto desplante cuestiones que la Biblia nunca resuelve en forma concluyente. Toman versos aislados y los procesan con la lógica de su limitada humanidad.
Como sea, el caso relatado al inicio de estas líneas ocupa nuestra atención porque atribuye a Dios representaciones que no está claro que El haya asumido. Se le atribuye un diseño, una ejecución que siempre tendría buenos resultados.
No hay mal que por bien no venga es un refrán que suena lindo y noble pero no siempre coincide con la realidad tal como es.