El aumento de la publicidad a la práctica homosexual y lésbica es innegable. La excesiva atención al tema por parte de los medios contribuye, a la impresión de aumento de esta conducta; de la misma forma podemos decir que han aumentado una serie de estilos de vida, a los cuales hace pocos años atrás hubiéramos llamado inmorales.
También han surgido diversas posturas, posturas que polarizan la opinión pública, en ocasiones generando información sumamente confusa y controversial. Una polémica donde se hace cada vez más difícil distinguir lo verificado científica o teológicamente, de lo ideológicamente conveniente.
Conversando con el Dr. Aquiles Fuenmayor en El Antivirus pudimos mirar con detenimiento el asunto, y encontrar que los ángulos de opinión varían tanto como las circunstancias dictaminen y los interesados crean. El hecho de convertirnos en nuestros propios ‘creadores’, al responder mas a las conveniencias económicas, publicitarias, electorales o exculpatorias; hemos abierto un gran cisma entre la moral cristiana y la ‘homelet’ ética con la que tratamos de explicar las nuevas tendencias morales. A esta altura, es menester que aclaremos con meridiana exactitud que desde el ángulo bíblico la homosexualidad no es aprobada por Dios, y no es una enfermedad desde el sentido clínico tradicional, ni una deformación genética. La homosexualidad es sencillamente una falta de honra al diseño perfecto de la sexualidad, y Dios lo califica como pecado.
La palabra pecado nos viene del latín (peccātum) y es la transgresión voluntaria de un precepto tenido por bueno. En griego pecado se decía (hamartia) y es el ‘fallo de la meta, no dar en el blanco’. Aludía al concepto de vivir al margen de lo esencial debido a una actitud errónea. En arameo el término pecado tenía el significado de ‘olvido’. Para un cristiano el pecado en general, consiste en una transgresión libre y deliberada de la Ley de Dios. Así que es pecado cualquier desviación de los mandatos divinos. Por otra parte, quienes creemos en la tricotomía del ser humano, sabemos que evidentemente las personas requieren de armonía para tener salud integral. Quien dice creer pero sicológicamente asume acciones distintas a las que proclama, puede llevar a su cuerpo a entrar en serios conflictos de salud. En otras palabras debes tener salud espiritual, para poder pensar con sabiduría y tener un cuerpo saludable.
Así que los cristianos en general, tenemos que partir de que este estilo de vida, preferencia sexual o ‘liberación sexual’, tiene su inicio en un alejamiento o divorcio de Dios por parte de quienes propulsan dicha conducta. La homosexualidad y el lesbianismo no es otra cosa que un pecado tal como lo es la mentira, el adulterio, la fornicación, la pedofilia, la zoofilia, la corrupción, el consumo de drogas o la violencia doméstica. Tales prácticas están registradas en la Biblia, y van en contra de lo que Dios estableció como sana conducta humana.
Estoy consciente, que habrá entre quienes lean este artículo personas que se incomoden o molesten, al sentirse comparados con aquellas conductas que por ahora, aún son condenadas como delitos por los códigos penales y/o civiles de la mayoría de las sociedades. Nuestro argumento no es judicial, es bíblico, moral y cristiano. Además, para nadie es un secreto que cada día es mas común oír o leer la opinión de políticos e interesados, basados fundamentalmente en la conveniencia económica, expresarse a favor de despenalizar o en otras palabras, hacer legal lo que hoy es ilegal y delictual.
¿Necesitas ayuda? ¿Estás luchando internamente? No estás solo (a). Déjame saber como podemos ayudarte. La próxima semana continuamos con la 2da parte de este interesante contenido y los consejos del Dr. Aquiles Fuenmayor.
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¡Lo mejor de la vida para ti y los tuyos!