No existe un versículo que diga que Dios creó los deportes o cuál es el deporte que debemos practicar. Pero la falta de un texto sobre este tema no significa que Dios no esté de acuerdo con ellos.
La Biblia no hace mención específica de los deportes que se practicaban en aquella época. Hay referencias de ciertas actividades como la natación, el tiro al arco, la lucha, la caza, etc. pero se entiende que eran parte de su diario vivir y no tanto como competencia. Probablemente el único deporte citado que podría considerarse como competitivo es el atletismo. En su segunda carta a Timoteo, Pablo utilizó a la carrera de atletas como comparación a la vida de un cristiano.
La Biblia establece la manera en que debemos conducir nuestra vida y sus consejos no hacen distinción de personas; sin embargo, hay partes específicas que van dirigidas a los que practican algún deporte. Los deportistas deben:
1. Tener auto control:
Los deportes requieren disciplina y autocontrol. Uno debe alejarse de aquello que pueda afectar su desempeño o distraerlo de su meta. 1 Corintios 9:25 (DHH) dice “Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño”; por lo cual, si un atleta quiere alcanzar su objetivo y ganar un premio debe establecer límites en su vida.
2. Jugar limpio:
No se trata de ganar a como dé lugar y sin importar las reglas, sino de hacerlo de una manera justa y limpia. 2 Timoteo 2:5 (NBD) advierte que “el atleta no recibe la corona de vencedor si no compite según el reglamento”; por lo tanto, todo aquel que desee obtener la victoria debe conocer las reglas y respetarlas. De lo contrario, su triunfo no le producirá gozo.
3. Ejercitarse:
1 Timoteo 4:8 resalta la importancia del ejercicio y señala que “el entrenamiento físico es bueno” (NTV), asimismo advierte que “entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor, porque promete beneficios en esta vida y en la vida que viene”. Esto quiere decir que todo deportista debe preocuparse por ejercitar su cuerpo y también practicar la obediencia a Dios.
4. Dar lo mejor:
Colosenses 3:23 (BLPH) aconseja: “Pongan el corazón en lo que hagan, como si lo hicieran para el Señor y no para gente mortal.” El deportista exitoso es aquel que se esfuerza al máximo porque ha aprendido a dar lo mejor en toda circunstancia. Además, sabe que los mediocres nunca alcanzan sus objetivos porque no se preocupan por superarse constantemente.
Este artículo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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