Ayer hablaba del matrimonio con Daniel Zangaro en Ni Más Ni Menos, el programa del que soy conductora aquí en CVCLAVOZ todos los lunes a las doce del día (hora de Miami) y es un tema muy complejo, pero además se ha hablado tanto acerca de esta institución.
Siempre hay razones por las cuales se hicieron las leyes. En este caso, porque hay una constancia legal de que quieres pasar el resto de tu vida al lado de esa persona.
Sigue habiendo gente hoy día que a pesar de ser cristianos, sienten que el matrimonio es como firmar un contrato, que si hay amor no se necesitaría la firma. Y si revisamos eso de los acuerdos pre nupciales, a mí en particular me parece terrible, porque si no tienes la confianza como para casarte sin ese acuerdo, ¿para qué te vas a casar?
Y es que el matrimonio para subsistir necesita que lleguen a compromisos mutuos, a acuerdos y normas que los hagan tener una convivencia más confortable para ambos. Y pienso que es una lucha diaria, un trabajo diario en pro de la relación para lograr un ambiente donde ambos se sientan contentos y felices de estar casados y de volver a casa todos los días.
El problema ha sido que se ha desvirtuado tanto al matrimonio porque sí, es cierto que muchos o muchas han soportado seguir en una relación sin amor, a veces solo por el qué dirán o por mantener un estatus. No han querido acudir a consejería porque sienten vergüenza de compartir “sus intimidades” con un extraño.
Seguir en una relación donde ya no existe el amor es muy difícil y puede llevar a peores cosas. Por ejemplo a la falta de respeto y luego al abuso físico. Es terrible vivir en medio de una relación así, especialmente para los niños si los hay. No dejen que se termine el amor…
Creo que la fórmula, aunque no hay una sola para todos, porque todos los casos son diferentes porque todos los seres humanos somos tan distintos… sería que al comenzar los problemas si no es posible solucionarlos entre ambos, acudan ambos a un consejero especializado en matrimonios. Ya sea de tu iglesia o sea un sicólogo recomendado.
Tiene que haber el deseo en ambos de prolongar la relación y el compromiso de continuarla, haciéndose ambos felices. Llegar a acuerdos; algunas veces uno tiene que ceder y otras veces el otro tiene que hacerlo.
Mientras no reine el orgullo y la intransigencia e inviten a Dios a estar permanentemente en la relación, orando juntos, asistiendo juntos a la iglesia, sin dejar de darse las buenas noches con cariño siempre; es decir resolviendo cualquier discusión antes de irse a dormir. Mientras resalten el uno y la otra las cualidades de su pareja en lugar de sus defectos, es muy probable que puedan continuar para toda la vida.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.