Una forma de examinarnos es separando un tiempo de reflexión, y si quieres comenzar a hacerlo estas son algunas preguntas que debes hacerte todos los días. Las siguientes interrogantes te ayudarán a poner tus acciones en perspectiva y a darte cuenta de lo que realmente importa.
Los errores nos hacen más fuertes solo si aprendemos de ellos. El problema es que muchos no tomamos en serio las lecciones de la vida, y por eso cometiendo las mismas faltas una y otra vez. Por ese motivo debemos recapacitar y poner atención a lo que vamos aprendiendo.
Una vez que asimilamos las lecciones de la vida debemos actuar proactivamente para hacer los cambios necesarios en nuestra conducta y pensamiento. Quizá no sea fácil al comienzo, pero con la práctica diaria se puede cambiar.
La distribución del tiempo libre dice mucho de una persona; y si quieres crecer y madurar, debes planear en qué invertir tus momentos de ocio. En lugar de hacer cosas que no contribuyen a tu desarrollo, considera aprender algo nuevo.
Las relaciones interpersonales son complejas, y por eso, una pregunta que debes hacerte constantemente es qué puedes hacer para mejorar en esta área. Piensa cómo tu círculo cercano influye en tu vida, cómo puedes tener mejores vínculos afectivos y qué puedes hacer para ayudar a quienes amas.
Cuando tomamos decisiones apresuradas y por la emoción del momento, a menudo olvidamos que existen consecuencias para cada decisión; lo cual significa que incluso ni hoy no las enfrentamos, en el futuro sí tendremos que lidiar con ellas.
Una forma de evaluar si nuestras decisiones son correctas o no, es preguntarnos si mañana tendremos tranquilidad y podremos lidiar con las consecuencias. Si hay una sombra de duda, entonces es mejor reconsiderar nuestras acciones.
Tenemos que revaluar nuestras motivaciones. A veces es mejor examinarlas antes de hacer algo por costumbre o rutina.
Dejar el perdón para después no es la solución a los conflictos. Si hay algo que puedes hacer hoy para solucionar un problema con alguien, no esperes más y hazlo.
Hay muchas personas que necesitan ayuda; y a veces nuestro deseo por hacer algo por ellos queda como un simple deseo. Si realmente quieres ayudar, no lo pospongas y separa un tiempo de tu día para hacerlo.
Podemos caer en la generalización y decir que tenemos un mal día solo porque tuvimos un mal momento. Y para evitar ese tipo de situaciones debemos ver el día en perspectiva y también tomar en cuenta los buenos momentos.
Un mal hábito puede ser algo pequeño como revisar el celular incluso cuando no recibes notificaciones. Así que si quieres superarte, pon atención a cuáles son y cambia desde hoy.
Junto con estas preguntas que debes hacerte todos los días, no olvides de practicar la oración, el ejercicio y la lectura de la Biblia. Estos son los tres ingredientes para comenzar el día de la mejor manera posible.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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