La falta de ganas de hacer algo no tiene que ver con cansancio. Tenemos que estar alertas porque si no tienes ganas de hacer nada, en casos extremos puede que sufras de abulia. La abulia es la pérdida o falta de voluntad para hacer algo, para tomar decisiones o conseguir motivación alguna. Llega a suceder por llevar una vida muy sedentaria, sin actividades o sin tareas: es un síntoma de la depresión.
Si sientes que estás pasando por algo como esto, es importante que veas a un especialista, un psicólogo que te brinde ayuda. Porque si no tienes ganas de hacer nada puede deberse a muchas causas; puede tener orígenes en parte biológicos, como falta o carencia de un mineral, y con las experiencias al relacionarnos con el mundo y con las personas.
Desde el momento en que decidas que quieres salir de esa etapa, ya es un primer paso importante. Pero si no tomas acciones para salir de ese estado, no se soluciona nada. Cuesta lograrlo porque debemos luchar contra lo que nos pide el cuerpo. El cuerpo nos está pidiendo no hacer nada, sentimos que no tenemos ganas. Para salir de eso nos tenemos que obligar a hacer tareas. Cosas necesarias en la casa como regar las plantas, lavar la loza, limpiar los baños, barrer, limpiar las ventanas.
Una vez que comenzamos, la motivación nos va a dar ilusión por hacer más cosas y ganas de verlas todas bien. Y nos vamos a sentir mejor. Pero debemos buscar maneras de continuar y muchas veces vamos a tener que recurrir a amistades o familiares. No tienes que decirles lo que estás sintiendo si no quieres. Pero es importante buscar relacionarte.
Las relaciones, sean nuevas o antiguas, pero que hace tiempo no se ven, generan contextos para romper con rutinas. Y tus viejos amigos te pueden llevar a tener nuevos amigos, nuevas experiencias. Relacionarte con otros, te aporta nuevas perspectivas, puntos de vista, historias de cosas que han hecho que te pueden motivar y animar a intentarlo en otra ocasión con ellos o con otro grupo. Relacionarnos nos nutre y nos alimenta anímicamente.
Aunque no tengas ganas, oblígate a ejercitarte porque hacerlo aumenta las endorfinas, que son los neurotransmisores del cerebro que nos hacen sentir bien y por ello, mejora tu estado de ánimo y te va a impulsar a querer hacer cosas, terminar aquellas que comenzaste. Ayuda a tu circulación, se despeja tu mente y te ayuda a estar más saludable y a tener más elasticidad también. El sedentarismo hace que nuestros músculos se vayan disminuyendo y luego nos sentimos incómodos al movernos. Debemos mantenernos activos para tener más ganas de vivir. Es mejor para tu salud física y espiritual. ¡A subir ese ánimo! Puedes contactar a alguien que viva cerca para ejercitarse juntos y con ello, vas a socializar y se van a animar el uno al otro.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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