“Todavía me siento culpable Rafa; ¿cómo puedo olvidar lo que hice?”. Estas fueron palabras textuales que recientemente un oyente escribió a nuestro correo en una de las redes sociales del programa El Antivirus.
Uff, qué pregunta y qué dilema tan común en la vida de muchos, incluso la mía. Me pongo en el lugar de mi estimado oyente, y tengo que confesar que también he pensado igual. Olvidar lo que se hizo mal en el pasado, y evitar que la culpabilidad nos acuse a su gusto, no es cosa fácil. He vivido en carne propia, la tortura de los pensamientos acusadores. De repente una imagen o un recuerdo de algo que no debí hacer o permitir, decide invadir mi mente. Cuando más convencido estoy que he vencido la culpa, ella pretende tomar protagonismo en el momento menos oportuno de mis días. Parecería que nunca dejará de molestar o insinuar que no he sido perdonado.
En el momento que la culpabilidad quiera robarnos la certeza de nuestra nueva vida en Cristo, debemos declarar con valentía y convicción lo que la palabra de Dios ha establecido a nuestro favor. La Biblia promete que si confesamos nuestro pecado al Señor Jesucristo, “El es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad” (1ra Juan 1:9).
Magistralmente lo expresó en una ocasión el mundialmente conocido pastor y consejero Chuck Swindoll, cuando dijo y cito: “Castigarse por lo que usted ha hecho podría parecerse la cosa correcta de hacer. Sin embargo, los sentimientos de culpabilidad tienen la tendencia de cancelar sus sentimientos de la cercanía a Dios, que es su recurso más grande al conquistar el futuro pecado cometido. Según Gálatas 5:16, si usted “vive por el Espíritu, no seguirá los deseos de la naturaleza pecaminosa”(NVI). Como creyente, usted tiene el Espíritu de Dios, y usted desea hacer lo justo ante su Señor. Usted todavía tiene la carne, sin embargo, que significa usted todavía lucha con la tentación. La única manera de encontrar la victoria sobre estos pecados es confiar en el poder del Espíritu Santo dentro de usted. Para hacer esto, usted debe mantener su comunión con Dios. Vaya a Él cuando usted se sienta avergonzada, cuando usted haya fallado, cuando usted se encuentre triste. Ruéguele a Él, clame a Él, y consuélese en su amor por usted”.
Cuando la culpa y el recuerdo de algo pasado quieran atormentarte, declara a los cuatro vientos… JESUCRISTO ME HIZO LIBRE.
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¡Lo mejor de la vida para ti y los tuyos!