En los momentos de necesidad, cuando no hay suficiente
Cuando no hay para un plato de comida caliente
Cuando la escasez es tan palpable que se hace presente
Llamo a Dios, mi proveedor.
Cuando mis ojos son piscinas amargas
Y mis oraciones solo son esas lĂĄgrimas que salen como descargas
de mis frustraciones y dolores, ahĂ es cuando me siento y escribo cartas
Y llamo a Dios, mi consolador.
Hay veces que no tengo con quien hablar
QuizĂĄs por timidez y por no ser tan popular
Cuando siento que el mundo me quiere aislar
Llamo a Dios, mi amigo.
Cuando miro al espejo
Veo esa obra de arte, ese perfectamente imperfecto reflejo
Y me doy cuenta que lo que Dios hace es bello
Llamo a Dios mi creador.
En momentos oscuros cuando ya no quiero continuar
Porque no tengo las fuerzas para volverme a levantar
Y en lo Ășnico que pienso es en cuanto prefiero naufragar
Llamo a Dios, mi fortaleza.
Hay dĂas en los que siento que no tengo valor
Que todo alrededor ha perdido su color
Y que nadie me va aceptar porque cargo con mucho dolor
Llamo a Dios, mi salvador.
Cuando las palabras de otros han sido puñales a mi corazón
Y mi cuerpo desfallece por enfermedad o cualquier otra razĂłn
Llamo a Dios mi sanador.
Cuando todo en la vida me sale mal
O todo esté bien o normal
En los momentos de reĂr y los de llorar
En la enfermedad o en el tiempo de restaurar
En cada tiempo y cada momento que yo pueda encontrar
Y hasta mi Ășltimo respirar
Llamo a Dios.
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Este post fue originalmente escrito por Lisa LĂłpez y publicado en EscritorDeCorazon.com
El siguiente crĂ©dito, por obligaciĂłn, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artĂculo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.