(Continuación de un artículo previo con el mismo título)

Cierta vez un profesor mío se expresó bastante despectivamente acerca de la mente “abierta”. Dijo que era un lugar donde podías tirar cualquier basura. Quería enfatizar así que debemos tener convicciones fuertes. Ya no puedo recordar si fue en ese momento que resistí la idea o más tarde.

Abierta es una mente dispuesta a examinar seriamente lo que la otra persona piensa. Escucha, confronta, compara e incluso puede llegar a reconocer que esa persona está en lo correcto y no nosotros.

Me parece que eso es distinto a que te entre cualquier basura en la cabeza. Al contrario: es buscar espacios de acuerdo y construcción de mejores condiciones para la vida ya sea en el campo de la política, la economía, la cultura y otros aspectos del orden social.

Siempre los extremos son atractivos. Uno se cierra sobre ciertas convicciones y todo lo que no entre ahí es enemigo. Es una postura cómoda. No hay que cuestionar nada, excepto al adversario.

Me ocurre en nuestras Jornadas de Capacitación que muchas personas reaccionan positivamente a mis planteamientos. Suelo confrontar sus ideas matrices – como por ejemplo cuando les digo que Juan 3.16 no es un versículo evangelístico porque no está dirigido al mundo sino a los que ya son creyentes. Algunas personas son conmovidas por la idea pero al volver a sus labores eclesiásticas o comunicacionales siguen pensando como lo hacían antes de escuchar la idea.

Es un ejemplo, por cierto. Lo que quiero demostrar con ello es que incluso puedes ser sensibilizado con una idea nueva, pero al regresar a tu zona de comodidad seguirás pensando y haciendo la cosa como siempre la has pensado y la has hecho. Es decir, tu mente no se abrió.

Al otro extremo está la gente que está abierta a todo. Nadie describe mejor esta condición que Carly Simon en la canción “Floundering”:

Primero ve a su hipnotizador / Corre a su psiquiatra / Va ver a su acupunturista / Luego al salón de belleza para arreglarse / Entonces ve a su cienciólogo / Sigue la dieta de su nutricionista / Y no parece resistirse a buscar la ciencia cósmica.

Me hace acordar de cierto pasaje del Nuevo Testamento: “siempre están aprendiendo y nunca llegan al conocimiento de la verdad”.

De eso no se trata la mente abierta…

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