“En casa del sabio hay riquezas y perfumes, pero el necio gasta todo lo que tiene” Proverbios 21:20 (DHH).

Ser un buen administrador del dinero es actuar con sabiduría y disciplina en nuestros recursos económicos, donde planificamos un presupuesto ya sea semanal, mensual o bien como mejor nos parezca con el fin de cubrir los gastos y las necesidades personales o familiares.

Un buen administrador también es aquel que  ahorra e invierte con control y discreción en aquello que a la larga le dé frutos para llevar una vida de bienestar junto a sus seres queridos. Por otro lado, una persona que no administra bien, es la que no planifica ni ahorra, sino que termina despilfarrando todo lo que tiene.

Teniendo en cuenta esto, debemos ser sabios administradores de nuestro dinero. Esto significa hacer un presupuesto y sujetarnos a él. No hacer compras por emoción que solo terminarán endeudándonos, ser sabios en el uso de las tarjetas de crédito, para que de tal manera podamos tener una economía familiar ordenada que nos evite posibles tensiones y sobresaltos.

Por Giovana Aleman

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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