Cuentan que Sir William Naiper, caminando cerca de su casa, cierto dĂa encontrĂł a una pequeña aldeanita que estaba llorando. HabĂa quebrado su cĂĄntaro y derramado la leche que llevaba para su padre. La niña decĂa:
âTengo miedo de ir ahora, porque estoy segura que me pegarĂĄ.
Sir William buscĂł en sus bolsillos algo de dinero para que ella pudiera comprar otra jarra y mĂĄs leche, pero como no tenĂa nada,  le prometiĂł a la niña encontrarse con ella a cierta hora en la tarde para socorrerla en sus necesidades pequeñas.
Al llegar a su casa encontrĂł la invitaciĂłn de un caballero de sociedad, para que cenara con algunas personas destacadas en su casa, a la misma hora en que tenĂa que encontrarse con la pequeña niña.
La pregunta que se hizo fue:
âÂżCumplirĂ© mi palabra a esta pequeña aldeana o irĂ© para mis intereses y deleites? âdijoâ. Ella ha confiado en mĂ y no puedo engañarla.
Por lo tanto escribiĂł una nota declinando la invitaciĂłn a la gran cena.
No importa si comprometiste tu palabra con una persona prominente o con una pequeña niña desconocida, todos tienen el mismo valor y conservar tu palabra, independientemente de las circunstancias, te hace una persona confiable.
Mateo 5:37 dice: âSimplemente di: âSĂ, lo harĂ©â o âNo, no lo harĂ©â. Cualquier otra cosa proviene del malignoâ (NTV) No podemos estar retractĂĄndonos segĂșn nuestro estado de ĂĄnimo o las circunstancias.
Antes de decir  algo piensa bien a quĂ© te estĂĄs comprometiendo y mientras estĂ© a tu alcance, cumple con lo que dices, no seas una persona de doble ĂĄnimo o que fluctĂșa de acuerdo a sus emociones y circunstancias. Que la gente pueda hallar en ti alguien confiable y comprometido.
Recuerda que todos los compromisos que haces son importantes y todas las personas son igual de valiosas.
El siguiente crĂ©dito, por obligaciĂłn, se requiere para su uso por otras fuentes: ArtĂculo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.