Cuando Dios nos dijo: “Toma tu cruz y sígueme” no quería decir que por llevarla tendríamos que vivir llenos de cargas sobre nuestras espaldas y sufriendo, ya sea en nuestra vida cotidiana, con una enfermedad o auto compadeciéndonos por la cruz que llevamos.

Lo que en realidad significa es estar dispuesto a morir para seguir a Jesús. Esto se llama “morir a sí mismo.” Es un llamado a la entrega total y absoluta. Cada vez que Jesús mandó a llevar la cruz, Él dijo: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? “Lucas 9:24-25. (RVR-1960) Esto es saber llevar nuestro nombre de hijo de Dios en alto y llevar esa cruz con todo orgullo reconociendo todo el sacrificio que Dios hizo por nosotros.

Había un grupo de personas a las que se les dio una cruz grande para el camino, uno de ellos pensó: Porqué me esfuerzo en llevar esta cruz tan larga, si la corto un poco se hará más liviana y podré llevarla con más comodidad, entonces la cortó. Siguió su camino y pensó nuevamente: si la redujere un poco más no afectará en nada, seguirá con la misma forma  pero será más liviana para mí, entonces lo volvió hacer.

Llegó un momento en el que todos los que llevaban esa cruz debían pasar un barranco, entonces todos procedieron a echar sus cruces y ayudarse con ellas para atravesar ese precipicio, pero ese varón que fue cortando su cruz no pudo hacerlo porque su cruz ya estaba demasiado corta y no alcanzaba al otro extremo para que él pudiera pasar.

Es así como nosotros actuamos y aún tenemos nuestros pensamientos y actitudes puestas en lo que queremos o en lo que es más cómodo para nosotros, sin pensar que el entregar nuestras vidas por completo a Dios es reconocer el sacrificio que hizo mandando a su Hijo. Cargar esa cruz cada día es para valientes, para quienes se atreven a llevar adelante su nombre a pesar de cualquier crítica, oposición o problema.

Aprendamos a cargar nuestra cruz cada día, valoremos lo que tenemos pues a pesar de que el llamado es duro, la recompensa es inigualable y maravillosa.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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