Las personas que usan el blanco para vestirse transmiten una imagen de bondad, pureza e inocencia, ya que este color simboliza paz, humildad y amor. Sin embargo, vestir de blanco no sólo es algo físico sino espiritual, se refiere a mantenerse puro en santidad, sin manchas de pecado.

En Eclesiastés 9:8 (RVR1960) dice: “En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.”

¿Será posible mantenerse puros en medio de mundo lleno de tentaciones y pecado? Definitivamente sí, porque aunque pecamos, el Señor nos brinda su perdón a través del arrepentimiento y la confesión: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Isaías 1:18

En medio de este mundo corrompido y que cada día está más influenciado por la maldad, debemos estar aferrados a Dios para mantenernos en pureza y santidad, estudiar su palabra para que ella nos guíe y nos dé discernimiento de lo bueno y malo, también estar en oración para exponer todas las luchas que llevamos a diario y recibir la fortaleza del Espíritu Santo.

Hay mucho que nosotros podemos hacer para mantener nuestras vestiduras blancas, pero debemos estar conectados con Dios porque sin Él estaremos perdidos y sumergidos en el pecado.

Mantener tu relación con Dios te ayudará a ser puro.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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