Cuentan que en una visita a una fábrica de porcelana, los visitantes notaron el complicado proceso de  su fabricación. Cuando llegaron al acabado, o sea a la decoración, notaron que entre los muchos colores  formando flores y dibujos alegóricos se destacaban especialmente las  muchas partes negras, las que en realidad estropeaban los efectos del conjunto.

Los visitantes extrañados hicieron notar su observación al maestro decorador, entonces, este  los llevó ante el horno y les explicó el misterio: Todas las partes negras, por acción del calor se convertían en oro brillante, que hermoseaba maravillosamente la obra.

Con nosotros sucede lo mismo, necesitamos pasar por el horno para que el efecto del calor transforme aquellas partes feas en oro brillante. Es decir, las pruebas nos sirven para que Dios transforme todas aquellas cosas malas, los defectos que tenemos, en virtudes, para que cada día podamos parecernos más a Él.

En 2 Corintios 3:18 (NTV) dice: Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.

Dios nos ama tanto que no nos dejará como cuando llegamos a Él, sino que irá transformando nuestras vidas, quitando aquellas cosas malas, para que cada día seamos mejores; el Señor perfeccionará la obra que empezó en cada uno de nosotros, pero eso implica que muchas veces debamos pasar por el fuego.

Si estás en medio de una prueba, no protestes, ni te enojes o sientas mal, dale las gracias a Dios porque el Maestro sabe lo que necesitamos para ser verdaderas obras de arte.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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