Raquel estaba algo deprimida por la situación que estaba atravesando. Un día buscó a su mejor amiga para contarle todo lo que le sucedía, pero la amiga no paraba de hablar y empezó a relatarle su vida; nunca escuchó lo que Raquel quería decirle.

Cuántos de nosotros hemos cometido este error al creer que nosotros somos más importantes y  que a nadie le podría estar pasando algo peor que a nosotros; nos tornamos algo egoístas y creemos que todos deberían estar consolándonos

Nabal era un hombre perverso y egoísta. Cuando David estaba en el desierto envió a 10 jóvenes a pedirle  comida y bebida para su ejército y Nabal se negó rotundamente, no quiso compartir lo que en abundancia tenia. No consideró que anteriormente David y sus soldados cuidaron a todo su ganado y a los pastores que tenía para que ningún animal o ladrones los ataquen.

Nabal se portó muy egoísta y a Dios no le agradó esto ya que luego de que este hombre rechazara ayudarlos murió. En cambio, su esposa Abigail al enterarse lo que su esposo había hecho inmediatamente preparó todo para llevárselo a David, y Dios recompensó a esta mujer por su generosidad. (1 Samuel 25)

Abigail fue una mujer que agradó a Dios, pues su generosidad fue muy grande. ¿Cuántos de nosotros dejamos nuestros problemas atrás y vemos más allá de nuestras narices a ver quién necesita de nuestra ayuda?  Siempre hay alguien que necesita de  ti.

Tal vez en este momento estás pasando por tiempos difíciles en tu vida, pero que esto no sea obstáculo para buscar a alguien que necesita ayuda y darle una mano o palabras de aliento.  Si tú haces esto verás que te sentirás mejor y Dios recompensará tu generosidad.

“Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo”. Gálatas 6:2 (NTV)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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