Honra a tu padre ya tu madre. Ese es el primer mandamiento que contiene una promesa: si honras a tu padre ya tu madre, te irá bien y tendrás una larga vida en la tierra. Efesios 6:2-3 (NTV)

Para entender este versículo, empecemos analizando el significado de dos palabras claves:

Honrar, significa respetar, reconocer, admirar y estimar a una persona.

Promesa, es el acuerdo entre dos partes a través del cual una de ellas se compromete a realizar algo ante el cumplimiento de una condición.

Esto quiere decir que si nosotros amamos, respetamos, estimamos y reconocemos a nuestros padres y todo lo que hacen por nosotros, Dios promete que nos irá bien y que tendremos larga vida. Debemos esforzarnos cada día por tener una buena comunicación y relación con ellos.

Todos estamos conscientes que en determinadas etapas de nuestra vida no fue fácil obedecerlos ni acatar sus medidas disciplinarias, porque no entendíamos la razón de por qué lo hacían pero ahora que ya pasó el tiempo nos damos cuenta que lo hicieron porque nos amaban y no querían que saliéramos lastimados por tomar decisiones equivocadas que nos traerían mucho dolor y frustración a futuro.

Nuestros padres también son seres humanos, con defectos y virtudes pero con una doble porción de amor que Dios les dio porque podemos contar con ellos incondicionalmente a pesar de nuestros errores e ingratitud. En vez de juzgarlos, esforcémonos por comprenderlos y ponernos en su lugar. Tomemos en cuenta su opinión y sigamos sus consejos porque ellos tienen más experiencia que nosotros y lo único que desean es nuestra felicidad.

Si tú aún tienes el privilegio de vivir con tus padres y ellos controlan tus horarios de llegada y salida, además de las actividades que realizas, valóralos y respétalos, no cuestiones sus decisiones, más al contrario ora por ellos y pídele a Dios que los salve, les de salud, supla sus necesidades y los bendiga diariamente. Pídele también que te dé más amor hacia ellos, para que puedas recompensar de alguna manera todos los sacrificios que hicieron para que no te faltara lo necesario y haga de ti un hijo(a) agradecido(a) que jamás olvide que recibió lo mejor que ellos pudieron darte en la medida de sus posibilidades.

Ten en cuenta estos consejos:

– Ama a tus padres cómo quisieras que te amen tus propios hijos.

– Perdónalos por sus errores, porque ellos también perdonan los tuyos.

– Dales calidad de tiempo e interésate en sus proyectos y actividades.

– Tu crítica, queja o rebeldía no logrará nada positivo. Si tú cambias de actitud, ellos también lo harán.

– Compárteles tus planes y sueños, y si es posible hazlos parte de ellos.

Y lo más importante… Agradece a Dios porque tienes a tus padres con vida.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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