Un duque estaba de caza, persiguiendo a un armiño blanco que  se detuvo delante de una zanja llena de fango. En vez de pasar la zanja el animal se echó al suelo, dando unos gemidos raros.

Asombrado  por la actitud del animal el duque preguntó a su compañero por qué el armiño no había  cruzado la zanja, de ese modo podría haber escapado. Su acompañante le explicó que los armiños están más dispuestos a morir que a ensuciar su piel blanca.

El duque se llevó al animal vivo a su palacio y se hizo muy amigo de él.

Todos nosotros deberíamos tomar el ejemplo del armiño y estar dispuestos a morir antes de contaminarnos con el pecado.

Muchas veces, por vergüenza, comodidad o por agradar a otros, cedemos ante aquellas cosas que sabemos que nos dañaran, que mancharan nuestros corazones y cuyas consecuencias pueden ser fatales para nuestras vidas. Sin duda alguna no es fácil vivir en santidad, pero no hay nada imposible con la ayuda de Dios.

“pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo»”. 1 Pedro 1:15,16 (NTV)

Dios no nos pide nada imposible, sabe que tenemos debilidades, que flaqueamos y que fallamos porque somos humanos, pero Él siempre está atento a nuestras oraciones y acude a ayudarnos siempre que se lo pedimos. Además, cuando nos equivocamos, si nos arrepentimos genuinamente y le pedimos perdón, Dios nos espera con sus brazos abiertos como el Padre amoroso que es.

Reconozcamos  y valoremos todos los días el inmenso sacrificio de Jesús por nosotros; busquemos  vivir como el armiño, dispuestos a morir antes que manchar nuestras vestiduras blancas.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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