Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” (Lucas 12.15 RV60)

La avaricia es el deseo excesivo de acaparar riquezas para atesorarlas. Existen personas que tienen lo necesario para vivir, pero quieren más para sí mismos; no está mal que adquieran bienes pero eluden toda responsabilidad del corazón con la sociedad y las personas en necesidad para dedicarse sólo sus posesiones.

Un hombre rico que derribó sus graneros, construyó unos más grandes para acaparar más grano y estar despreocupado sin darse cuenta que su final estaba cerca ¿Para quién realizó ese trabajo si estaba a punto de perder la vida? ¿De qué vale toda la riqueza del mundo si el alma se pierde?

porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”(1 Timoteo 6.10 RV60)

Los individuos no se dan cuenta que pueden perder a su familia y amistades por peleas vanas en la lucha por obtener mucho más dinero y bienes que un día desaparecerán, no comprenden que sólo los rodearán buitres que acabarán con sus finanzas y, en algunos acasos, el dinero cambia a las personas y destruye familias enteras.

Si tienes la oportunidad de poseer varios bienes, comparte con las personas que pasan por diversas necesidades, apoya la obra del Señor enfocada en ayudar a otros. Compartir abre las puertas para que muchos reciban alivio y de esta forma puedan también comprender que el Señor se preocupa por ellos, sé un instrumento que traiga paz a esta sociedad ya que esta es una de las maneras de vencer la avaricia.

“A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.” (Proverbios 19.17 RV60)

 

Por Carlos E. Encinas.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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