El Phrynosoma orbiculare, llamado también “pequeño dragón, es una especie de lagarto que se encuentra en el desierto del Altiplano Central en México. Tiene un tamaño máximo aproximado de 12 cm. con una gran cantidad de espinas repartidas sobre su lomo.

Esta especie está considerada también dentro de la familia de los camaleones, vive en las zonas desérticas de Chihuahua y Chiapas. Su dieta consiste básicamente en insectos, especialmente hormigas que las capturan con su lengua pegajosa.

Una característica que tiene este lagarto, es que siempre realiza sus actividades bajo el sol porque la energía que despliega el astro rey le permite realizar sus funciones físicas vitales. Pero cuando el sol se torna demasiado ardiente, busca lugares con sombra para descansar y regular su temperatura. Por las noches regresa a su refugio que puede encontrarse en ramas, hoyos en la tierra o bajo piedras.

En los días de verano, cuando la temperatura puede alcanzar los 45 grados Celsius (113 grados Fahrenheit), el sol es tan intenso que este pequeño animalito busca un lugar donde refugiarse. Su desesperación es tanta que se acerca a animales más grandes para aprovechar su sombra y cuando estos se mueven, el pequeño dragón los persigue para aprovechar el portentoso refugio que ha encontrado.

Nuestra vida se parece bastante a la del “pequeño dragón”, porque al estar en este mundo necesitamos realizar muchas actividades: estudiar, trabajar, involucrarnos socialmente, convivir con nuestra familia, entablar amistades, terminar una carrera, esforzarnos por nuestra empresa, pensar como encontrar trabajo, tratar de vivir bajo un presupuesto, batallar contra la adversidad, luchar frente a la enfermedad, velar por nuestra santidad, llevar adelante un ministerio, etc.

La verdad es que tantas actividades y presión, llegan a sofocar mucho, más que 113 grados Fahrenheit de temperatura en medio de cualquier desierto. El recorrido por momentos puede hacerse tan largo que cansa, y de repente, un tropiezo te hace ver el cadáver de alguno que trató de alcanzar lo mismo que tú persigues y ver sus huesos secos, solo logra estremecer tu espíritu aumentando el desánimo.

“El que habita al abrigo del Altísimo. Morará bajo la sombra del Omnipotente.” Salmos 91:1 (RV 1960)

Esta es una preciosa promesa para quienes están buscando un refugio en medio del arduo calor en el desierto. Pero no olvidemos que hay una claúsula importante. El versículo no dice: “el que está de visita”, “el que está de paseo”, “el que vino, pero luego se fue.” El versículo dice: “EL QUE HABITA.” En otras palabras: “el que llegó para quedarse”, “el que hizo su residencia en ese lugar”.

El salmo continúa expresando el favor de Dios para los que escogen habitar bajo su sombra, de hecho termina con una promesa que anima a cualquier corazón que ha visto las penurias del desierto.

“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.” Salmos 91:14-16

La vida está llena de demasiados afanes y es que el sol está más fuerte cada día en el desierto. ¿Por qué no vienes a vivir al abrigo del Altísimo y a disfrutar de la sombra que otorga el Omnipotente?

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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