Hace muchos años cuando la imprenta llegó a su punto de uso más alto como herramienta para la comunicación, un grupo de franceses empezó a notar que había varias frases y hasta párrafos enteros repetidos en cada material impreso. Algunos lo dejaron pasar por alto, pero los más curiosos decidieron indagar al respecto.

Lo que sucedía era que en ese entonces se fundía una plancha tipográfica entera la cual era usada en la impresión de varios ejemplares de un mismo trabajo. El encargado de la imprenta guardaba esa plancha y solía usarla nuevamente cuando otro autor quería publicar otro trabajo con alguna semejanza en el manuscrito. Recordemos que en aquella época usar una imprenta costaba bastante dinero y mucho más si se quería personalizar la impresión.

Esa era la razón por la que se repetían tantos párrafos en las publicaciones. Lo interesante es que estos críticos notaron el “Clicher”, sonido que hacia la matriz cuando la plancha tipográfica se estampaba repetidamente contra el papel, de esa onomatopeya nació el término Cliché.

Hoy en día esa palabra es usada para describir una frase, expresión, acción o idea que ha sido empleada en exceso hasta el punto en el que pierde la fuerza o novedad inicial, especialmente si en un principio fue considerada sobresaliente.

El cine está lleno de clichés: el protagonista siempre sobrevive al final, el más apuesto se queda con la muchacha más atractiva, alguien siempre llega a rescatar al personaje principal, etc. Por ejemplo: En un principio la idea de una bomba a punto de explotar realmente cautivaba al público manteniéndolo al borde del suspenso extremo, pero luego en casi todas las películas se veía como el artefacto explosivo era desactivado a unos cuantos segundos de detonar. Con el tiempo se convirtió en un verdadero cliché y ya no causaba impacto.

En la literatura también suele ocurrir esto. Existen muchísimos libros impresos alrededor del mundo y una repetición de ideas indica la falta de creatividad, innovación o sinceridad por parte de un autor y se puede suponer que no se toma la molestia de formular ideas propias.

Sin embargo aquí surge un problema. Podríamos cometer el error de percibir como cliché aquello que realmente no lo es. Cuántas veces oíste a alguien decir: “Dios tiene un propósito para ti” o la frase “Tranquilo, Dios tiene el control…” De hecho existen versículos enteros que los repetimos de memoria sin tomar en cuenta el verdadero poder que tienen.

Filipenses 4:13 es una declaración poderosa y muchos la conocemos, pero en el momento de necesidad lamentablemente es tomada en cuenta como una frase de revista o como un grafiti que se puede leer en algún muro.

Las promesas y leyes escritas en la Biblia no son un cliché, más bien son poderosas, fuertes, actuales, relevantes y transformadoras. Nunca hubo antes ni habrá algo tan poderoso sobre la faz de la tierra capaz de mantenerse a través del tiempo con el mismo vigor y sin sufrir deterioro.

Ninguna palabra que viene de Dios puede considerarse un cliché.

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12 Versión Reina-Valera 1960

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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