“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él esta escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien” Josué 1:8 (RVR 1960).

Cuando uno empieza a estudiar la Biblia encuentra mandatos que Dios establece para que la obedezcamos, y esto como consecuencia nos trae bendición. Lamentablemente muchas veces preferimos desobedecer, cuestionamos su Palabra o nos justificamos con la finalidad de incumplir la orden que fue establecida.

Es doloroso cuando empezamos a notar las consecuencias de nuestros actos. La Biblia menciona la historia del profeta Jonás, un hombre muy conocido porque fue el único que fue tragado por un gran pez y padeció durante tres días en el vientre del mismo. ¿Cuál fue la causa para que le sucediera algo así? Dios le dio la instrucción de predicar el mensaje de salvación a la ciudad de Nínive y él se rehusó a hacerlo, por lo cual Jonás sufrió las consecuencias de su desobediencia las que también perjudicaron a otras personas inocentes. ¿Por qué padecer tanto dolor, si podemos evitarlo obedeciendo lo que Dios establece en su Palabra? Te invito a meditar en esta historia y reflexionar ¿En qué áreas de tu vida estas desobedeciendo a Dios? Él desea que te vaya bien y seas próspero en todo lo que hagas, pero para ello es necesario la obediencia.

Por Neyda Cruz

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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