¿Te ha pasado que cuando pasas una circunstancia amarga e injusta, tu mente se llena de pensamientos de venganza y sientes impotencia?
En el libro de 1 Pedro 2:18-24 (NTV) el autor se dirigía a los criados de ese tiempo, ellos habían conocido la libertad espiritual que Jesús ofrecía, entonces como nacidos de nuevo les exhortaba a que sean obedientes a sus patrones, no sólo si ellos eran bondadosos y razonables, sino más si eran crueles.
La razón es porque Dios se agradaba de ello, ya que no hay mérito en ser pacientes cuando actúan mal con uno, en cambio si uno sufre por hacer el bien y lo soportaba con paciencia, nuestro comportamiento estará fuera de los estándares del mundo, y además recibiremos recompensa.
Algo relevante que el Apóstol Pedro además añade es que pongamos como parámetro, el ejemplo de Jesús: “Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos. Él nunca pecó y jamás engañó a nadie. No respondía cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufría. Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. 1 Pedro 2:21-23 (NTV)
Jesús sabía que su Padre Celestial juzga justamente, al determinar quién tiene la culpa y quién no, Dios no se equivoca, por ello no hizo nada por defenderse.
Hay injusticias que nos tocará pasar, ya sea de una autoridad superior o de alguien de nuestro entorno, y la venganza no es una buena idea, o el defenderse desmedidamente; es mejor encomendarnos a Dios, quien es justo y a su tiempo la verdad saldrá a luz para recompensar nuestra paciencia y confianza en Él.
Tu defensor es Dios, así que cuando te encuentres en una situación similar, sólo piensa en qué haría Jesús en tu lugar.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.