Aparentemente tener posesiones materiales nos da felicidad y paz. Sin embargo eso no ocurre siempre, por ejemplo ¿qué hicieron las personas que ganaron alguna vez la lotería? Pocas son las que le sacaron provecho a ese premio, en su mayoría sólo despilfarraron cada centavo, su hogar y relaciones se destruyeron y quedaron igual o más pobres de lo que eran antes.


Si bien el dinero no es el problema sino el qué hacemos con él y qué representa para nosotros las riquezas, porque podemos tener abundancia y ser infelices y malgastar, lo cierto es que debemos aprender a contentarnos con lo que tenemos ya sea mucho o poco, porque un corazón que confía en el Señor sabe en que no estará desamparado.


Ya sea que se tengas mucho o poco ingreso económico, el Señor puede hacer grandes cosas cuando tenemos nuestro corazón alineado al suyo. Hay personas que lo que ganan lo invierten en ayudar a los necesitados o sustentan a misioneros que están en otros países predicando la Palabra de Dios. Esas personas están invirtiendo más en el cielo que en la tierra y tendrán grande recompensa.


“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:5-6 (RVR1960)


Debemos ser buenos mayordomos de los recursos que Dios dispone en nuestras manos, porque alguien que se deja guiar por el Espíritu Santo sin duda no hará una mala inversión de sus bienes porque sabe que lo que tiene no es de él sino de Dios.


Contentarse con lo que tenemos no quiere decir que nos quedemos estancados, sino que aprendemos a ser felices confiando en que Dios proveerá para las necesidades e incluso nos ayudará a prosperar conforme a su voluntad.


Sé agradecido y conténtate con lo que Dios te ha dado.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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