En este periodo de fiestas por fin de año, estuve visitando a mi familia constantemente y pude observar que la escritura de mi hermanito había mejorado increíblemente, de no entenderse pasó a ser clara y hermosa. La diferencia entre lo que era antes y en la actualidad era notoria, lo que sucedió es que mi padre le hizo practicar ejercicios de caligrafía en su vacación, por lo que ahora se podían apreciar los resultados.

La realidad es que si deseamos crecer o mejorar, en cualquier aspecto de nuestra vida, siempre tendremos que hacer sacrificios; como por ejemplo, si en mis planes está aprender otro idioma es necesario que me inscriba a un curso para ejercitarme, lo mismo si deseo ser un gran músico, profesional o simplemente ser una buena hija (o), esposa (o) o cristiana (o).

La palabra de Dios dice: “El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.” Mateo 19:20-22 (RVR1960)

Del mismo modo sucede en el área espiritual. Un joven se aproximó a Jesús con una buena intención, debido a que no se encontraba conforme con el servicio que realizaba a Dios, él quería dar más de lo que ya había dado, pero después de hablar con el Señor se dio cuenta que en realidad no estaba dispuesto a sacrificarse demasiado, a renunciar a toda su riqueza para seguir a Cristo.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.” Mateo 16:24-25 (RVR1960)

En este pasaje el Señor manifiesta que aquel que desea seguirlo precisa asumir tres acciones: negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirle. La primera significa negar lo que queremos, reconocer que ya no somos dueños de nuestra vida, sólo Jesús quién pagó el precio por nosotros; llevar la cruz, es vivir para los demás y morir por los pecadores, así como Cristo.

Si deseas crecer espiritualmente y realmente no estás conforme con lo poco que conoces de Jesús, entonces te animo a asumir este reto, porque así como lo que hacemos en esta vida nos demanda a ser cada vez mejores, del mismo modo, el Señor no desea que nos conformemos con nuestro estado espiritual; recuerda que Él tiene preparado grandes sorpresas cuando estamos dentro su voluntad.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario