“y, cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.” Hechos 11:26 (NVI)

Cuando oyes el término Cristiano, ¿en qué piensas? ¿Qué es lo primero que te llega a la mente? Muchos menosprecian ese nombre, y hasta llegan a avergonzarse, pero… ¿Sabías que esa es la etiqueta más grande que podemos recibir?

Al momento de hacer una compra, por lo general, las personas están dispuestas a pagar más por productos que simbolizan sus intereses personales, ante ello y al momento de elegirlo, muchos revisan la etiqueta del mismo, la cual le dará el valor a lo que se quiere adquirir.

Quizá hace poco, al caminar cerca de las tiendas de tu ciudad hayas puesto tu atención en aquellos bellos zapatos que hace mucho quisiste comprarlos, pero por el elevado costo que estos tenían no lograste adquirirlos, más ahora que están en oferta deseas obtenerlos porque al revisar la etiqueta te has convencido del maravilloso producto que tienes en las manos, y que te lo perderías sino lo compras. ¿Te ha pasado alguna vez?

De la misma forma, cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, somos limpiados y sellados por su sangre preciosa, lo cual nos distingue de los demás, pues somos ovejitas compradas a precio de sangre, por lo tanto la etiqueta que nos es dada habla tanto de nuestro rebaño (Iglesia) como de nuestro pastor.

El mundo nos ha puesto una etiqueta negativa a todos los cristianos, pero… ¿Sabías que nosotros somos los responsables de promover tanto lo bueno como lo malo? Ahora te pregunto: ¿A través de tus actos, le estás dando el valor que merece el sacrificio que Jesús hizo en la cruz del calvario?

No olvides que somos llamados: “hijos de Dios” y tenemos la etiqueta puesta en nosotros que dice: “Made in Cristo”. Así que, te animo a vivir lo que tu etiqueta dice que eres.

“¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.” 1 Juan 3 (NVI)

Si al frecuentar con amigos que no conocen a Jesús como su Señor y Salvador, te has sentido cómodo, haciendo lo que acostumbran hacer, en lugar de ser luz para ellos; entonces… ¿Qué te diferencia?

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” Efesios 4:30 (RVR1960)

Por Ruth Mamani

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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