Una semilla pasa por un proceso de germinación para convertirse en una planta, este proceso requiere de un tiempo variable de acuerdo al tipo de semilla. Una promesa de Dios, podemos compararla con una semilla, que también demanda tiempo de espera para ver su cumplimiento.

Esperar que una semilla germine no nos afecta; sin embargo, el tiempo del cumplimiento de una promesa muchas veces se nos hace eterno y desesperamos, en especial cuando las circunstancias dan contrariedad a lo que anhelamos porque nuestro razonamiento humano mira lo limitado sin considerar que Dios no tiene límites.

El Señor nos da semillas, promesas,  todas son diferentes y requieren tiempo para que puedan germinar y brotar; pero ¿Qué pasa cuando ponemos más nuestra confianza en la semilla (promesa)que en el aquél que nos la prometió?Desviamos nuestra atención y nos frustrarnos, incluso hacemos de lado al Proveedor.

La espera de una promesa es diferente no por lo que vayamos a recibir sino por Quién nos la dio. Alguien podría prometernos algo que jamás nos dará, como lo hacen los anuncios publicitarios o quienes prometen darte un crédito para que obtengas el auto de tus sueños  y al final ese vehículo te roba el sueño por la deuda que tienes que pagar al banco cada mes. Entonces ¿Por qué dudamos?  Porque no nos esforzamos y mantenemos nuestra confianza en Dios, como dice Salmos 31:24 dice: “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.”

Aunque nos cuesta ver con esperanza cuando nuestra promesa no brota debemos poner nuestra atención en Dios, su presencia hará que la semilla germine a su tiempo.

Aunque la espera nos desespere conservemos la esperanza en nuestro Padre, quien siempre nos dará lo mejor de acuerdo a sus planes perfectos.

¡Dios cumplirá!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario