Cuentan que cuando Guillermo, príncipe de Orange, entregó un documento asegurando a cierto caballero un alto empleo en su reino, con tal que quisiera apoyar su causa política, el hombre rehusó aceptarlo diciendo: Basta  la palabra de su majestad. No quisiera servir a un rey en cuya simple palabra no pudiera confiar.

Esa debería ser justamente nuestra actitud hacia Dios y su Palabra, pero muchas veces queremos pruebas tangibles de que el Señor cumplirá sus promesas.

En Números 23:19 dice: “Dios no es un hombre, por lo tanto, no miente.  Él no es humano, por lo tanto, no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?” (NTV)

Si Dios ha prometido algo lo hará, no necesitamos andar cuestionando su voluntad ni tiempo, nosotros debemos confiar en Él, nada más.

En ocasiones, nuestra impaciencia nos lleva a pensar que Dios se ha olvidado de nosotros, que no nos escucha, que no cumple su Palabra; sin embargo, sus tiempos son perfectos y no necesariamente coinciden con nuestros planes. A veces no entendemos cómo Dios obra ni porqué permite las cosas de una manera y no de otra, pero su sabiduría es superior a nosotros y su amor es incalculable, así que, ¿Quiénes somos para cuestionar su Palabra?

Nunca olvides que la palabra de nuestro Rey es suficiente y es digna de toda nuestra confianza, si Él ha prometido algo, lo hará.


El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario