Finlandia es un país altamente industrializado ubicado en el noroeste del continente europeo con 5 millones de habitantes, una fuerte economía y un poder político que se ha ido fortaleciendo con el tiempo.

Sin embargo, con todas estas ventajas, se ha elevado entre su población el porcentaje de individuos que padecen problemas de depresión. Tomando este problema social, el Instituto Finlandés de Salud Ocupacional en Helsinki, decidió examinar a unas 2000 personas por un promedio de cinco años para determinar las causas.

Durante este periodo se recopilaron datos sobre funcionarios públicos, empresarios privados, asalariados y obreros. Todos cuya edad media al inicio del estudio era de 30 años y ninguno padecía problemas mentales, aun así  los investigadores ajustaron los resultados para descartar otros factores de riesgo, como el estatus socioeconómico, el apoyo social, el género y el uso de sustancias.

Al cabo de los 5 años, los resultados decían que los hombres y mujeres que habitualmente trabajaban 11 horas al día o más tenían el doble el riesgo de desarrollar depresión en comparación con los que solían trabajar ocho horas o menos.

Aunque al principio se creía que la depresión era un efecto de la falta de logros y objetivos laborales, se determinó que el exceso de trabajo puede producir efectos de depresión mucho más profundos debido al estrés crónico al que se ha expuesto el individuo y que va produciendo una serie de alteraciones a nivel del sistema neuroendocrino (sistema encargado de que nuestro cuerpo funcione con regularidad).

Quizás esto fue lo que le paso a Elías. 1 de Reyes 18:20, comienza narrando la historia de cómo este insigne varón de Dios venció y degolló a los 450 profetas de Baal, luego subió a orar al monte Carmelo, 1 de Reyes 18:42. Mientras esto ocurría, Acab rey de Israel por aquel tiempo, viajaba en su carruaje a Jezreel para no ser sorprendido por la lluvia que venía, pero el poder de Dios inundó a Elías e hizo que corriera tan rápido que llego antes que el carro de Acab, 1º de Reyes 18:46.

Pero cuando Acab llego a Jezreel, fue a contarle a su esposa Jezabel todo lo que había pasado con los profetas de Baal, ella levanto la voz y juro matar a Elías.

Las palabras que dijo fueron suficientes para que aquel hombre se sienta triste y se vaya a caminar al el desierto por todo un día, 1 de Reyes 19:4. En un momento se recostó debajo de un árbol y se deprimió a tal punto que pidió morir.

Al parecer no fue solo la amenaza de una despiadada mujer lo que llevó a este profeta a ocultarse, sino el exceso de trabajo que también jugó en su contra. Después de esto, Dios no solo lo dejó descansar, sino que le dio de comer en medio del desierto.

El afán de este mundo, querer sobresalir en el trabajo, pagar deudas que son como sogas autoimpuestas que tiran del cuello, tratar de tener objetos materiales lo más rápido posible, querer siempre someterse a trabajos extras para satisfacer caprichos, etc. Ha hecho que muchas personas caigan en una profunda depresión.

Pero tampoco es que tu esfuerzo no este logrando sus resultados, es que la sobre carga de trabajo ha hecho que no te sientas satisfecho con nada y ese es un principio de depresión.

2 Crónicas 20:17 dice: “Paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros.”

Deja de preocuparte tanto por el mañana, deja de estresarte por el dinero, deja de querer ser siempre el primero en todo, deja de autoimponerte esfuerzo extra, deja de llevarte trabajos adicionales a tu hogar. Ordena tu tiempo de tal modo que la labor que realizas sea un gozo y no una carga.

A la larga, vale más reír acompañado de tu familia con una hogaza de pan sobre la mesa, que un banquete suculento a solas, con amargura en el rostro y en el corazón.

Mateo 6:34 “No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.” Versión  DHH

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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