El hombre fue creado para vivir en sociedad. Estamos hablando de la necesidad natural de pertenecer a una comunidad con el fin de alcanzar satisfacción a través de las relaciones amistosas. Cualquier persona en la escuela, en la universidad, en el barrio, en la iglesia, etc. siente ganas de tener un grupo de amigos.
Elegir un entorno donde se puedan hacer amistades tiene mucho que ver con los gustos deportivos, afinidades artísticas, inclinaciones políticas, intereses mutuos e incluso se ha visto que el grado intelectual y el nivel económico juegan papeles importantes, pero no definitivos. Al final la humanidad ha crecido tanto que fácilmente se puede seleccionar uno o varios amigos de diferentes estratos sociales.
Por otro lado, el proceso de conocer gente nueva puede ser más fácil de lo que parece. Se ha comprobado que una persona que asiste frecuentemente a un lugar como un gimnasio, repetidamente se para en el mismo lugar, viste de forma similar todos los días y saluda a los que se hallan en su entorno, podría rápidamente promover su imagen convirtiéndose en alguien conocido. Esto sucede en la universidad o en el trabajo: uno cuando es nuevo empieza a tener una rutina y casualmente saluda a algún interlocutor desconocido, luego empieza una conversación con intercambio de ideas amigables y si se encuentra afinidad en uno o varios aspectos, con el tiempo podría formarse una relación duradera.
Aunque mucho se habla de la dificultad para hacer amigos, la verdad es que con un poco de personalidad cualquiera podría alcanzar cierto nivel de popularidad en cualquier entorno. Pequeños actos amistosos como saludar, dar la mano, ser amable, sonreír, etc. son suficientes.
Sin embargo, la Biblia repetidamente nos recomienda que sepamos seleccionar a las personas con las que decidimos rodearnos: Dios le dijo a Abraham que saliera de su país, el pueblo hebreo dejó la tierra de Egipto, las tribus de Israel tenían prohibido tener contacto con los pueblos idolatras que los rodeaban, los apóstoles fueron advertidos de lo dañino de las relaciones con los religiosos hipócritas de la época, etc.
Salmos 1:1-2 dice: “Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día.” Versión Dios Habla Hoy
En una sociedad con tanta diversidad de personas saber seleccionar amigos es importante ya que el entorno suele afectar la conducta, la personalidad y tiene el poder de influenciar de buena o mala manera a cualquiera. Definitivamente la elección de amigos no es algo que se pueda tomar a la ligera.
Jesús era conocido por muchos, pero tenía un grupo de seguidores de entre los cuales eligió a 12 para que sean sus apóstoles, y de esos tenían un grupo íntimo de 3 con los que siempre hablaba: Pedro, Juan y Jacobo (Marcos 5:37).
Él es nuestro mejor ejemplo: no está mal ser conocido, popular y apreciado, pero no a todos se les puede llamar amigos íntimos.
Proverbios 13:20 dice: “El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado.” Versión Reina-Valera 1960
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.