“Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.” Hebreos 12:11 (NVI).
La disciplina nos ayuda a ser más constantes y a tener dominio propio. Pero en el momento, nos llenamos de tristeza, pues ninguna corrección es agradable, al menos al tiempo de recibirla. Sin embargo, más tarde nos ayuda a tener una vida de paz y rectitud.
Entonces, si estás pasando por un tiempo de corrección, no te desanimes cuando Dios te reprenda, no lo tomes a la ligera queriendo vivir la vida como mejor te parezca, ya que Su corrección es una muestra de Su amor que te llevará a tener una comunión más íntima con Él y te llevará a ser mejor cada día.
Por Giovana Aleman
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