Tener presente que fuimos perdonados por nuestro Salvador, aún sin merecerlo, nos da la capacidad de seguir Su ejemplo y perdonar a quienes nos hicieron daño.
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Efesios 4:32 (RVR1960).
Perdón, palabra pequeña pero de gran implicancia, su ausencia acarrea muchos males y su presencia lleva a mejorar las relaciones interpersonales.
Es verdad que cuesta mucho dar ese paso, e incluso muchos creen que deben sentir algo para perdonar, pero en realidad es una decisión que debe tomarse en obediencia a la Palabra de Dios.
“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” Colosenses 3:13 (RVR1960).
Así como Cristo nos ama y por ello nos perdona, nosotros, como seguidores suyos, debemos reflejar ese amor hacia nuestros semejantes haciéndolo efectivo a través del perdón.
“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;” 1 Pedro 1:22 (RVR1960).
Por Cesia Serna
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.