Las preocupaciones y los afanes de la vida pueden hacer que enfoquemos toda nuestra atención y energías en ellas, sin embargo, ¿Qué pasa cuando te ocupas de las cosas de Dios?

La revista Selecciones Reader’s Digest, publicó la historia de Greg Thomas, quien  pasó años con la misma rutina: cuando salía a pasear a sus perros por los caminos rurales de Minnesota, se detenía frente a una iglesia para orar en los escalones.

Pero en mayo del 2009 se enteró de que los intensos dolores de cabeza, oídos y mandíbula que lo habían atormentado en el último año se debían a unos tumores inoperables en la cabeza y el cuello. El cáncer estaba tan avanzado, que los médicos sugirieron a la familia  de Greg empezar a preparar el sepelio.

      – “Una tarde estaba sentado en la iglesia, encomendándome a Dios, cuando de pronto me fijé en el deterioro del templo. Pensé: Antes de dejar este mundo, Señor, quisiera hacer algo por ti”. Cuenta Greg.

Decidió restaurar los muros descascarados, el techo lleno de goteras, los escalones rotos y el piso de madera carcomido. Al día siguiente fue a la iglesia con una propuesta: si le daban una llave de la puerta para que pudiera entrar a orar, él repararía el templo. Les advirtió que el trabajo sería lento porque acababa de pasar por tres ciclos de quimioterapia y 40 sesiones de radioterapia; pesaba 30 kilos menos. A pesar de eso, el patronato aceptó.

Todos los días Greg iba a la iglesia a raspar la pintura y cambiar tablas, y, por increíble que parezca, empezó a recuperar las fuerzas, cuanto más trabajaba en el templo, mejor se sentía; ya ni siquiera necesitaba los fuertes analgésicos que le habían recetado. Conforme Greg seguía restaurando el templo, los estudios médicos revelaban algo asombroso: los tumores estaban reduciéndose.

Cuatro años y veintitrés días después de haberle dado el diagnóstico los médicos le retiraron la sonda de alimentación, que supuestamente usaría de por vida, y le permitieron volver a comer alimentos sólidos. En la actualidad Greg ya no tiene tumores; oficialmente, está en remisión el cáncer y no requiere estudios de seguimiento.

      – “Mientras yo restauraba la iglesia, Dios me restauraba a mí”, dice.

Justamente eso es lo que sucede cuando nos ocupamos de las cosas de Dios, Él se encarga de nuestras necesidades, concede las cosas que anhelamos, guarda nuestras vidas y protege a los que amamos.

Pero no se trata de hacer las cosas por interés, sino de corazón, por amor, como Greg, quien decidió hacer algo por Dios mientras duraba su vida, no esperando recibir nada a cambio y sin embargo, su salud fue restituida.

Por algo en Mateo 6:33 Jesús hace la siguiente declaración: “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten” (NTV)

No importa si tu problema es económico, familiar o de salud, permite que Dios se haga cargo de tus preocupaciones, de aquellas cosas te roban fuerzas y tiempo e invierte estos recursos en las cosas de Dios, verás cómo todo toma su lugar y los milagros empiezan a ocurrir.

 
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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