Susana encontró un grupo de cachorros de lobo en la orilla de un río, como notó la ausencia de la madre, y suponiendo que hubo algún incidente con ella, decidió adoptarlos.

En el patio de su casa les creo un espacio con rejas para que pudieran dormir y comer, pero los cachorros crecían rápido y la exigencia de carne era cada vez más fuerte. En una ocasión su vecina entró a visitarla y los cinco lobos abrieron la puerta a la fuerza para atacarla; y Susana junto a su novio apenas lograron librar a la mujer de una tragedia.

Después de esto el novio y los vecinos le pidieron que abandonara a los lobos, pero ella no quiso escuchar. Un día llegó tarde y los animales estaban sin comer todo el día, ella entró a la jaula para darles alimento pero los lobos la atacaron; a pesar de sus gritos nadie pudo salvarla, su novio llegó cuando ya habían devorado el sesenta por ciento de Susana.

“¿Puede un hombre poner fuego en su seno sin que arda su ropa? ¿O puede caminar un hombre sobre carbones encendidos sin que se quemen sus pies?” Proverbios 6:27-28 (LBLA)

A veces nos gusta jugar con el peligro como sucedió con Susana, sin considerar que si jugamos con fuego tarde o temprano nos vamos a quemar y así sucedió en este caso.

Así mismo sucede con el pecado, nos creemos capaces de controlar la situación y damos lugar a nuestros deseos, pero “el diablo no juega a ser diablo” y en el momento que se presente la oportunidad de atacarte y destruirte no te perdonará.

¿Estás jugando con fuego? Si este es tu caso, aún tienes tiempo para arrepentirte porque estás con vida, recuerda que ser cristiano es una decisión seria y no un juego, es tiempo de decidir si eres frío o caliente.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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