El orgullo no te llevará a ningún lugar bueno

No importa de qué te sientas orgulloso, si es de tus títulos, de tu físico, de tus posesiones, de la familia que tienes, del cargo que ocupas o cualquier otra cosa que esté llenando tu corazón y te haga pensar que estás por encima de los demás; lo cierto es que el orgullo no te llevará a ningún lugar bueno.

La altivez no es sinónimo de ser bueno

Iba un labrador a visitar sus campos para ver si estaban listos para la cosecha y en esta oportunidad había llevado consigo a su pequeña hija.

Mira, papá -dijo la niña- cómo algunas de las cañas de trigo tienen la cabeza erguida y altiva; sin duda serán las mejores y las más distinguidas: esas otras de su alrededor, que la bajan casi hasta la tierra, serán seguramente las peores.

El padre tomó algunas espigas y dijo:

Mira bien, hija mía: ¿ves estas espigas que con tanta altivez levantan la cabeza? Pues están enteramente vacías. Al contrario, estas otras que la doblan con tanta modestia, están llenas de hermosos granos.

Antes de ser soberbio, piensa que el orgullo no te llevará a nada bueno

Es de sabios reconocer que todo lo que somos y lo que poseemos viene de Dios y que es su gracia la que nos permite alcanzar las cosas que soñamos, es su bendición la que nos prospera y que no se trata solamente de nuestro esfuerzo.

La gente soberbia y altiva, suele creer que todo es gracias a ellos y comete algunos errores; entre ellos, primero está pensar que no necesita a Dios para nada y segundo, creer que es más que sus hermanos.

La Palabra de Dios nos dice claramente que Dios resiste a los orgullosos:

Y él da gracia con generosidad. Como dicen las Escrituras: «Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes». Santiago 4:6 (NTV)

Busquemos siempre ser agradecidos con el Señor y ser humildes, porque no importa cuánto tengamos, Dios mira nuestro corazón y Él bendice a aquellos que lo aman.

Si permites que el orgullo llene tu corazón no llegarás muy lejos, normalmente las cosas que nos llenan de orgullo son pasajeras y hacen que la gente se quede sola.

Oración del día

Padre amado, perdóname por las veces que he sido orgulloso y he pensado que todo lo que tengo es gracias a mí y me he olvidado de que todo es por tu gracia. Te pido perdón si alguna vez me he sentido superior a mis hermanos y los he mirado con soberbia o indiferencia, te pido que limpies mi corazón y me des de tu amor. 

Gracias Padre por todo lo que me das, por tus bendiciones, cuidado y protección, que mi corazón siempre esté agradecido y permanezca lejos del orgullo. En el nombre de Jesús, amén.