No soy de las personas quien disfruta ver una película más de una vez, pero “Facing the Giants” (Desafiando Gigantes) es la excepción. Cada vez que la veo mi espíritu se llena de fe y esperanza porque reconozco que definitivamente no hay nada imposible para Dios y que Él siempre recompensa la obediencia de sus hijos.

Grant Taylor era un entrenador de fútbol americano en una escuela secundaria pero en 6 años no había podido obtener ningún título con su equipo, razón por la cual estaba a punto de perder su trabajo y, además, enfrentaba problemas de infertilidad.

Devastado por las circunstancias, decidió darle el primer lugar a Dios en su vida, entregarle todos sus temores e inseguridades, buscar su dirección cada mañana y enseñar a su equipo una nueva filosofía de juego que honrara a Dios a pesar de los resultados que pudieran obtener. A partir de ese momento empezó a experimentar hermosos milagros, no solo en el área espiritual sino también en el ámbito laboral, personal y familiar.

Este hombre no buscó las bendiciones sino a Dios, el dador de toda bendición, y como resultado obtuvo que los anhelos más íntimos de su corazón se hicieran realidad más de lo que él pudo imaginar. No solo mantuvo su puesto, sino que le dieron un incremento salarial, le regalaron un carro nuevo, ganó con su equipo el campeonato estatal de ese año y Dios le permitió ser papá de dos niños.

Se hizo realidad en su vida lo que dice en Deuteronomio 28:1-2 : “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”. (RVR 1960)

Es tiempo que dejes de quejarte cuando las cosas no salgan como esperabas, más bien, sé sincero contigo mismo y respóndete qué o quién está ocupando el primer lugar en tu vida en este momento. Es necesario que cambies tu manera de pensar y definas nuevas estrategias para alcanzar las metas que te propusiste, pero no renuncies a ellas.

No hay una fórmula mágica para alcanzar la felicidad, lo único a lo que podemos aferrarnos cada día es al amor incondicional de Dios y a su Palabra. Mateo 6:33 dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (RVR 1960)

Deja de ser un lector más de la Biblia y pon en práctica todos los principios que Dios nos manda en ella, verás cómo tu vida da un giro de 180 grados y los gigantes que creías que te vencerían son derrotados.

A pesar de no tener siempre todo lo que quieras, aprenderás a ser agradecido con lo poco o mucho que sí tienes, podrás darle la gloria y la honra a Dios en todo momento y lugar.

¡Las batallas de la vida son continuas y no las gana el más fuerte sino el que en ningún momento duda que es Dios quien da la victoria!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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